Urología
¿De qué se trata?
La urología es una especialidad médica y quirúrgica que se ocupa de las enfermedades del aparato urinario masculino y femenino y de los órganos genitales externos masculinos. Entre las principales enfermedades urológicas figuran los cánceres del aparato urinario y reproductor masculino, incluido el de próstata, que es el más frecuente en los varones, los trastornos de la micción y la litiasis urinaria, o formación de cálculos, que figura entre las causas más comunes de acceso al servicio de urgencias. La historia de la urología es muy antigua y tuvo origen en el sur de Italia y la Magna Grecia; al parecer, el primer urólogo documentado en los libros de medicina realizó su primera intervención en Sicilia.
En el caso de los varones, deberían realizarse varias revisiones urológicas periódicas, en función de la edad del paciente:
- al nacer, el neonatólogo y el pediatra deben comprobar que la localización de los testículos es la usual y que el orificio del meato uretral se encuentra en la parte superior del glande y no en una posición anormal;
- a los dos años, un examen de la región entre la ingle y el escroto, para detectar hidrocele, hernias o testículos retenidos;
- en edad pediátrica, para los trastornos urinarios relacionados con esta edad;
- entre los 8 y los 10 años, en particular para el varicocele, más frecuente en el testículo izquierdo, que podría crear problemas de infertilidad;
- entre los 16 y los 20 años, para el frenillo corto, pene desviado de su eje principal (encordamiento) y anomalías genitales masculinas;
- entre los 20 y los 30 años, para evaluar trastornos andrológicos, como la eyaculación precoz;
- entre los 40 y los 50 años, control del antígeno prostático específico (PSA, por sus siglas en inglés) total y libre en sangre y control urológico de la próstata, sobre todo si se tienen antecedentes familiares de cáncer de próstata, signo de una posible predisposición genética.
En el caso de las mujeres, a cualquier edad para la evaluación de sospechas de infecciones urinarias (cistitis) y en caso de síntomas como cólico renal o presencia de sangre en la orina (hematuria).
Uretrocistoscopia
La uretrocistoscopia es una valiosa herramienta de diagnóstico, que se utiliza para:
- Investigación de signos y síntomas: normalmente, la cistoscopia está indicada en pacientes que presentan macrohematuria (sangre en la orina) o incontinencia urinaria;
- Enfermedades de la vejiga: la cistoscopia permite diagnosticar tumores de vejiga (pólipos), cálculos vesicales y cistitis;
- Disminución del flujo urinario: la cistoscopia permite detectar cualquier estrechamiento (denominado «estenosis») de la uretra, incluido el estrechamiento a nivel de la próstata, debido a la hipertrofia prostática.
En algunos casos, a través de una cistoscopia se puede:
- recoger muestras de orina o de tejidos sospechosos (biopsia de vejiga);
- extirpar pequeñas neoformaciones (pólipos) en la vejiga;
- extraer cuerpos extraños (por ejemplo, endoprótesis uretrales, cálculos milimétricos).
Descripción del procedimiento
Para realizar una uretrocistoscopia se utiliza el cistoscopio, un pequeño instrumento que consta de un tubo flexible conectado a una cámara que permite ver en un monitor la vejiga, la uretra (el conducto que lleva la orina desde la vejiga al exterior) y, en los varones, parte de la próstata.
El procedimiento dura unos 15 minutos.
Durante la exploración, el paciente suele estar despierto. Antes de la cistoscopia, se le solicita al paciente que orine. A continuación se utiliza un anestésico local, normalmente en forma de gel o spray, a nivel de la uretra, para que el procedimiento se tolere bien. Una vez anestesiada la uretra, se introduce el cistoscopio hasta llegar a la vejiga. En esta fase es normal, sobre todo en los hombres, sentir fuertes ganas de orinar.
Una vez en la vejiga, ésta se llenará de una solución salina estéril para poder analizar bien cada pared. En algunos casos, cuando el cistoscopio haya llegado a la vejiga, se pueden introducir instrumentos para realizar maniobras diagnósticas (p. ej., biopsia) u operativas (p. ej., pinzas para retirar una endoprótesis uretral).
Al final de la cistoscopia, se pide al paciente que orine en el cuarto de baño antes de irse a casa.
Si se toma una muestra de orina o de tejido (biopsia), éstas se enviarán para su examen histológico (o se entregarán al paciente para que realice los análisis). Una vez obtenido el informe, se discute con el paciente el resultado del examen histológico y se le dan las indicaciones pertinentes.